Los archipiélagos volcánicos constituyen auténticos laboratorios donde estudiar los procesos evolutivos que se dan tras la colonización de especies biológicas procedentes de los continentes más próximos.
Las islas Canarias son un buen ejemplo de ello, procedentes de África y Europa llegaron, transportadas por el viento o por animales, esporas, semillas y frutos de diversas plantas. Aunque algunas especies no han variado mucho con el paso del tiempo, otras más versátiles genéticamente y debido a las insalvables barreras geográficas, quedaron aisladas, de forma que aquellas variaciones genéticas que les permitieron adaptarse a los diversos ambientes y nichos ecológicos reinantes en las distintas islas, permanecen dando origen, en un relativamente rápido proceso evolutivo, a nuevas especies. En esto consiste el mecanismo evolutivo de la radiación adaptativa.
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